Más bien, parece que no habrá matrimonios en el cielo, simplemente porque no serán necesarios. Cuando Dios estableció el matrimonio, Él lo hizo para llenar ciertas necesidades. Primero, Él vio que Adán tenía necesidad de una compañía. “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.” (Génesis 2:18). Eva fue la solución para el problema de soledad de Adán, así como su necesidad de un “ayudante”, alguien que estuviera a su lado como su acompañante y que permaneciera a su lado de por vida. En el cielo, sin embargo, no habrá soledad, tampoco habrá ninguna necesidad de ayudantes. Estaremos rodeados por multitudes de creyentes y de ángeles (Apocalipsis 7:9), y todas nuestras necesidades serán satisfechas, incluyendo la necesidad de compañía.
Segundo, Dios creó el matrimonio como medio para la procreación y para poblar la tierra con seres humanos. Sin embargo, en el cielo no habrá población por procreación, porque en el cielo tendremos cuerpos glorificados que no serán ni masculinos ni femeninos. Aquellos que van al cielo, llegarán allá por la fe en el Señor Jesucristo. Ellos no serán creados ahí por medio de reproducción. Por lo tanto, no hay propósito para el matrimonio en el cielo, puesto que no hay procreación ni soledad. Corre la voz. Te quiero, en el amor de Dios.