Sé que te encuentras angustiado, preocupado y frustrado. Has hecho tantos
esfuerzos y de repente nada parece tener resultados. Vez estancado el progreso.
Sientes silencio y piensas que me he ido de tu lado y así como Elías quisieras
esconderte en una cueva porque te sientes abrumado y te han visitado las dudas
y preguntas.
Hoy he venido a decirte que estoy contigo. Siempre lo he estado, aún cuando ha parecido lo contrario. Y aunque estés cansado y cargado recuerda acudir a mí y yo te daré descanso.
¿Recuerdas aquel momento en que te hice este llamado? Un pastor conforme a mi corazón yo quiero para que apaciente mi rebaño con amor y cuidado. El desafío era fuerte, pero aceptaste mi llamado. Has asumido grandes retos y muchos gigantes con mi poder has derivado. Has caminado en tiempos buenos y malos. Cuando ha habido abundancia y también escasez. Yo he andado contigo, nunca me he apartado. Aún cuando el quebrantamiento te ha querido saturar y has pensado abandonar porque sientes que ya no podrás. Cuando muchos te han criticado y han cuestionado si en verdad eres mi ungido. Cuando te has sentido fatigado por tantas carreras que has dado tratando de rescatar a mis ovejas del malvado y cruel lobo.
Yo estoy contigo, ¡no temas! Mi diestra te ha sustentado. Yo he puesto mis palabras en tu boca, te he dado unción y sabiduría. Con mi gracia te he renovado cuando muchos te han dejado y causado heridas tan dolorosas que nadie más puede entender. Tú fuiste planeado y diseñado por mí. Yo te he encomendado esta gran comisión de predicar a las almas, que las cuides, protejas y defiendas. En el campo de batalla yo he ido frente a ti, he peleado por ti.
Con ese cayado te di mi autoridad para que puedas vencer las obras de iniquidad. He soplado de mi Santo Espíritu sobre ti, tú tienes gran estima para mí. Te he otorgado dones y talentos. Cada una de tus lágrimas están en mi redoma. Y aunque muchas veces sientes que no ves nada, que no hay respuestas, que tu vasija está agrietada… En medio de este silencio experimentarás cual nunca antes mi gloria, yo estoy en medio de todo este proceso por el que has estado pasando.
Hay galardón para ti porque me has obedecido, te has guardado. Porque en mí has confiado y aún sintiéndote sin fuerza no has desmayado y te has esforzado. Y por medio de esta carta quiero recordarte y decirte que ¡TE AMO! Mi corazón se regocija de ese amor y pasión que sientes hacia mí. Toma nuevas fuerzas y ten presente que para mí tú eres un tesoro y eres un gran regalo. Tengo tantas bendiciones reservadas para ti. Cosas que no te imaginas aguardan al tiempo perfecto.
Sigue cumpliendo con mi voluntad, este desierto pasará, la victoria vendrá ya.
Hoy he venido a decirte que estoy contigo. Siempre lo he estado, aún cuando ha parecido lo contrario. Y aunque estés cansado y cargado recuerda acudir a mí y yo te daré descanso.
¿Recuerdas aquel momento en que te hice este llamado? Un pastor conforme a mi corazón yo quiero para que apaciente mi rebaño con amor y cuidado. El desafío era fuerte, pero aceptaste mi llamado. Has asumido grandes retos y muchos gigantes con mi poder has derivado. Has caminado en tiempos buenos y malos. Cuando ha habido abundancia y también escasez. Yo he andado contigo, nunca me he apartado. Aún cuando el quebrantamiento te ha querido saturar y has pensado abandonar porque sientes que ya no podrás. Cuando muchos te han criticado y han cuestionado si en verdad eres mi ungido. Cuando te has sentido fatigado por tantas carreras que has dado tratando de rescatar a mis ovejas del malvado y cruel lobo.
Yo estoy contigo, ¡no temas! Mi diestra te ha sustentado. Yo he puesto mis palabras en tu boca, te he dado unción y sabiduría. Con mi gracia te he renovado cuando muchos te han dejado y causado heridas tan dolorosas que nadie más puede entender. Tú fuiste planeado y diseñado por mí. Yo te he encomendado esta gran comisión de predicar a las almas, que las cuides, protejas y defiendas. En el campo de batalla yo he ido frente a ti, he peleado por ti.
Con ese cayado te di mi autoridad para que puedas vencer las obras de iniquidad. He soplado de mi Santo Espíritu sobre ti, tú tienes gran estima para mí. Te he otorgado dones y talentos. Cada una de tus lágrimas están en mi redoma. Y aunque muchas veces sientes que no ves nada, que no hay respuestas, que tu vasija está agrietada… En medio de este silencio experimentarás cual nunca antes mi gloria, yo estoy en medio de todo este proceso por el que has estado pasando.
Hay galardón para ti porque me has obedecido, te has guardado. Porque en mí has confiado y aún sintiéndote sin fuerza no has desmayado y te has esforzado. Y por medio de esta carta quiero recordarte y decirte que ¡TE AMO! Mi corazón se regocija de ese amor y pasión que sientes hacia mí. Toma nuevas fuerzas y ten presente que para mí tú eres un tesoro y eres un gran regalo. Tengo tantas bendiciones reservadas para ti. Cosas que no te imaginas aguardan al tiempo perfecto.
Sigue cumpliendo con mi voluntad, este desierto pasará, la victoria vendrá ya.
BENDICIONES
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