Queridas hermanas y hermanos en Cristo
Durante este tiempo de grave enfermedad, inseguridad alimentaria, sufrimiento económico y trastorno civil mantengamos al pueblo de Cuba en nuestras oraciones y por favor tiendan la mano a aquellos que conocen. En estos días de incertidumbre y dificultad llevemos en nuestros corazones y mentes a todos los cubanos en la diáspora, especialmente a los muchos que viven, trabajan y ejercen su ministerio en nuestras iglesias. Oremos también por la protección de los derechos humanos y la seguridad de todas las personas que se manifiestan de manera pacífica. La estrecha relación entre nuestras Iglesia de Cuba, crea una solidaridad natural.
En una carta a la Obispa Griselda Delgado del Carpio de Cuba, nuestro Obispo Presidente escribe: “Incluso ante la desesperación, Jesús camina con nosotros y nos da fuerza mientras nos esforzamos por servir a los demás, preservar el diálogo y proteger la esperanza". Que nuestra mirada esté siempre puesta en Jesús.
Oh Dios, tú nos has unido en una vida común. Ayúdanos para que, en medio de nuestras luchas por la justicia y la verdad, nos confrontemos los unos a los otros sin odio ni amargura, y juntos trabajemos con paciencia y respeto mutuo; por Jesucristo nuestro Señor. Amén. Fuente: