Al término de tres años de negociaciones con el Gobierno israelí y tras muchas manifestaciones, protestas y rezos, las corrientes judías no ultraortodoxas celebran este domingo una
victoria histórica: la creación de un lugar en el que hombres y mujeres podrán rezar juntos en el
Muro de las Lamentaciones (Kotel, en hebreo) en Jerusalén. Así lo ha decidido el ejecutivo de
Benjamín Netanyahutras la votación de este domingo.
La coalición -que incluye dos pequeños partidos ultraortodoxos- ha votado a favor de un nuevo espacio situado al sur de la conocida explanada principal usada por mujeres y hombres para visitar y rezar de forma separada el último vestigio del Segundo Templo judío.
De esta forma, los turistas y creyentes tendrán tres “puertas” (hombres, mujeres y mixto) para rezar, tocar y poner un papelito de deseo entre las milenarias piedras del lugar más sagrado del judaísmo.
“Hoy hemos traído al Gobierno una propuesta sobre el lugar que debe unir a todo el pueblo judío. Se trata de un asunto delicado pero creo que es una solución creativa y justa”, ha declarado Netanyahu.
Ante las protestas de las corrientes reformistas y conservadoras -muy presentes en la influyente comunidad judía estadounidense- Netanyahu creó en mayo del 2013 una comisión para encontrar una solución que evite tensiones e incluso enfrentamientos entre ultraortodoxos y las militantes del grupo reformista y feminista ‘Nashot Ha Kotel’ (Mujeres del Muro de las Lamentaciones).
“Es un cambio sin precedentes que culmina una lucha de 27 años. El Kotel no pertenece sólo a los ortodoxos sino a todos los judíos incluyéndolas corrientes reformistas y conservadoras”, señala Shira Pruce, representante de este movimiento reformista que da la bienvenida a la decisión del Gobierno.
La constitución de un espacio no regido por ortodoxos significa de facto su renuncia al monopolio del Muro de las Lamentaciones. A cambio del recinto propio y legitimidad oficial, las judías reformistas renuncian a su deseo de rezar en la explanada principal con el manto religioso (“talit”), gorrito ritual (“kipá”) y las dos cajitas (“tefilim”), usados tradicionalmente por varones.
Netanyahu se encontraba presionado por dos grandes fuerzas: grupos judíos en Estados Unidos, por un lado, y los partidos y jerarcas ultraortodoxos en Israel, por otro.
Cuatro ministros votaron en contra de la resolución. “Todos podían rezar antes en el Kotel y no creemos necesario este tipo de acuerdo. Durante toda su existencia, el Estado de Israel ha actuado en función al judaísmo tradicionalista y nunca tenía este problema de los reformistas y conservadores”, comentó el líder del partido ultraortodoxo Shas y ministro de Interior, Arie Deri, temeroso también ante un avance de los reformistas en Israel.
El ministro ultranacionalista, Uri Ariel, ha sido más duro: “Esta decisión daña la tradición. Los reformistas desean provocar cisma y peleas. Kotel es un lugar para la unidad”. Asímismo, un sector feminista reformista escindido de “Nashot Ha Kotel”se opone al acuerdo ya que insiste en celebrar sus rezos como grupo en la explanada principal.
El ejecutivo israelí ha aprobado una partida de 35 millones de shékels (alrededor de 8 millones de euros) para la construcción del recinto y su acceso directo al Muro de las Lamentaciones. Una explanada que no estará gestionada por el Gran Rabinato de Israel sino por las corrientes no ortodoxas.
El acuerdo ha sido posible gracias a la mediación de la Agencia Judía, consciente del malestar en amplios sectores de la comunidad estadounidense que denunciaron la “discriminación de las corrientes judías no ortodoxas en Israel”.
Elmundo.es