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miércoles, 12 de mayo de 2010
oh mujer de Dios. !¡cuan grande recompensa te espera!¡
Hermosas recompensas te esperan, mujer cristiana en la gloria. Eres un lirio del alba
donde el rocío de la gracia divina brilla como cristalinas diademas y
eres la tenue brisa que refresca el mustio camino de este mundo.
Dice Dios: (Pr. 18:22) "El que
halla esposa halla el bien, y alcanza la benevolencia de Jehová". Desde
el principio de la creación el Señor estableció esta verdad: "Gn. 2:18)
"No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él".
Pero eres mucho más que una
compañera idónea, (Pr.14:1) eres la que con tus manos edificas la casa,
mientras que la necia con las suyas la derriba. El perfume embriagante
de tu presencia, llena de gracia y frescura el hogar.
Ese lugar que puede estar
adornado con los más exquisitos adornos que el dinero permite comprar,
si no estás tú, pasa a ser un frío y lúgubre mausoleo donde todo
palidece. Y ese modesto hogar donde el Soberano Dios te puso a ti, aún
lo más simple brilla con inusitada gracia y esplendor.
Dichoso el hombre que después de
una agotadora jornada pueda llegar a su hogar, y encontrar a su esposa
afanada en agradar a su amado y transformar ese lugar en un manantial,
donde ella se mueve como entre alelíes y las abejas revolotean con un
beso de miel. Eres el sol, la luz y el viento que vuelan por ese lírico
paisaje de amor.
Pero eres mucho más, eres la
sabia administradora que puede multiplicar con gracia y sabiduría el
escaso presupuesto que dispones, en delicados manjares que llenan de
satisfacción a aquellos que con amor deseas agradar.
Eres la madre, y en esta condición tan
especial, me hundo en un mar profundo sin poder tocar fondo para
encontrar palabras y describir la grandeza de tu amor, lleno de un
perfume enervante de tu núbil candor.
Con cuanta dedicación y desvelos
cuidas a los retoños que Dios te da. Creo que no existe otra labor más
fatigante y abrumadora, que esa que el Creador te encomendó, de guiar a
los tuyos como un faro en medio del tortuoso mar.
No deja de maravillarme el hecho
que cuando rendida y extenuada caes en un sueño profundo, que ni el
rugir de los poderosos motores de un avión te pueden sacar, pero basta
un simple quejido de tu niño para levantarte de un brinco y correr a su
lado para derramar en libación tu amor.
Te admiro mujer, por tu
fortaleza y dedicación. Cuanta paciencia y consagración te ha otorgado
el Creador, que sabes sostener la arquitectura del silencio y del olvido
en los agrestes caminos de la ruta estival.
El mundo es un mercado donde los
hombres compran honores, voluntades y conciencias. Pero tú, mujer
cristiana, eres como un manantial de aguas cristalinas y espumeantes
sobre los pedregales, que se van suavizando en sus aristas con tu gracia
tan especial.
Pero sabe que este mundo un día
estará en mies en un granero celestial. Y allí, cuando los ángeles
recojan los frutos de la cruz y el Señor nos traslade a Su gloria
divinal.
Entonces muchos grandes predicadores se
apresurarán a buscar las mejores coronas que el Rey de reyes repartirá.
Pero seguramente escucharán avergonzados por su falta de humildad: "No,
ésta la más especial, es para la mujer que supo ser esposa, madre y
arquitecta de su propio hogar.
Sí, mujer cristiana, tú que has
llevado tu cruz en silencio y sin publicidad, te está aguardada una
corona muy especial.
Ya viene el día, porque el Señor
así lo prometió, que todas las cosas habrán de salir a la luz. Y tu
abnegación, consagración y santidad, no serán olvidadas por el Creador.
Tú que has sido bendecido con
la compañía de una esposa, regocíjate con ella en tu vejez, (Pr.
5:19) "como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te
satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre". Porque esto
es lo que agrada al Señor en verdad y eternamente. Palabras de una esposa ,madre y mujer de DIOS. Hasta la próxima... Te amo
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