Si ves a alguien que ha caído, no lo pisotees ni lo ignores,
detente, extiende tu mano, levántalo, ayúdale a curar sus heridas y llévalo
nuevamente a la cruz del calvario para que Cristo pueda restaurar esa vida
nuevamente y por completo, entonces allí comenzaras a hacer lo que Dios quiere
que hagamos nosotros sus hijos, pues somos hermanos e hijos de un mismo Padre,
tratémonos y vivamos como tales.
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sábado, 29 de septiembre de 2012
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