A
la hora de pedir algo debemos hacerlo desde la gratitud y no desde la queja o
el descontento, este principio aplica con Dios y también para con los hombres.
Si bien hay que aplicarlo en
toda situación, todavía surte un efecto mayor en una situación desfavorable o
de desventaja.
La gente espera lo contrario,
que te quejes y pidas de forma ingrata las cosas, por eso, con gratitud, la
descolocarás y tenderás un puente de oro para tu solicitud.
Hace que la persona se sienta
protagonista de lo que le estás pidiendo y merecedor de tu gratitud y
reconocimiento.
Apela a su buena voluntad y compromételo
jerarquizándolo en la obtención de eso
que estás solicitando.
Mostrarle tu gratitud
incondicional más allá del resultado, aun siendo este negativo, esto hará que
vuelva a intentarlo.
Recuerda que para confrontar
siempre hay tiempo y además, por lo general, es un camino sin retorno, piénsalo
bien antes de emprenderlo.
A la hora de pedir un aumento
de sueldo en el trabajo, haslo desde la gratitud, mostrándote agradecido por el
trabajo que tenéis y expresando tu deseo
de crecer en el mismo.
Yo bendigo tu vida
para que la gratitud sea parte de tu forma de expresarte y comportarte para con
Dios y para con los demás, y que así puedas obtener una buena respuesta a tus
peticiones.