El gran logro del Estado de Israel fue convertir arena del desierto en tierra fértil para el cultivo
Por Ángel Collado Schwarz.
Apesar de las profundas diferencias y discriminaciones entre los palestinos y los israelíes, para los palestinos, el modelo socioeconómico a implantar en una Palestina soberana es el de Israel, no el de los principales países árabes como Egipto, Jordania, Siria y Arabia Saudí.
Apesar de las profundas diferencias y discriminaciones entre los palestinos y los israelíes, para los palestinos, el modelo socioeconómico a implantar en una Palestina soberana es el de Israel, no el de los principales países árabes como Egipto, Jordania, Siria y Arabia Saudí.
El primer gran logro de Israel fue convertir arena del desierto en tierra fértil para el cultivo. Establecieron un plan innovador para resolver el problema de la escasez de agua educando al ciudadano para conservar el agua, usando el agua de mar desalinizada, estableciendo el riego por goteo y tratando casi todas sus aguas residuales, reciclándolas para cultivo o como energía para la refrigeración de edificios. En apenas unas décadas, Israel no solo produce casi toda su alimentación, sino que exporta frutas, vegetales y vinos a otros países.
Israel cree en convertir negativos en positivos, maldiciones en bendiciones. Cree en aceptar los fracasos como parte del proceso para identificar nuevas oportunidades.
El país está ahora logrando otra extraordinaria hazaña en la industria de la alta tecnología, particularmente en el campo de la Inteligencia Artificial (“Artificial Intelligence” o AI). Ha logrado convertirse en el tercer país del mundo (tras Estados Unidos y China) en lanzar compañías “startups” en AI. La ciudad de Tel Aviv es el tercer “regional hub” de compañías de AI, después de San Francisco y Londres, y mayor que Nueva York y Pekín.
Hace unos meses Movileye se convirtió en la corporación más exitosa en la historia de Israel. Inventó un chip de computadora para cámaras instaladas en autos. INTEL adquirió la firma por $16,000 millones y están ahora desarrollando un automóvil inteligente sin chofer. Ellos creen que esta invención revolucionará la sociedad cambiando la cotidianidad y salvando vidas en las carreteras.
Otra invención de un “startup” es un aditamento para espejuelos que permite a sus usuarios no videntes leer y transitar.
Los drones son otra invención israelí. Una nueva empresa los utiliza para ayudar a agricultores en el tercer mundo a descubrir las mejores tierras cultivables, identificando el tipo de siembra apropiado y la presencia de plagas en los terrenos.
Israel ha logrado unir el campo de la AI con el de la medicina y la energía, todo sustentado por los trabajos investigativos y en colaboración con sus universidades estatales. Están muy avanzados en la cura para el Parkinson y están enfrascados en descubrir la cura del Alzheimer. Mediante el uso de materiales reciclados construyeron un “edificio verde” en la Universidad de Tel Aviv, el cual opera con energía renovable y produce refrigeración con agua reciclada.
Las principales firmas tecnológicas como Apple, Microsoft, Intel, Cisco, Google e eBay tienen operaciones y personal en Israel.
Los inversionistas mundiales van a Israel por su combinación de audacia, creatividad y dinamismo. Israel tiene más compañías en NASDAQ que las que tiene toda Europa.
Aunque desafortunadamente el gobierno israelí de turno sufre de un extremismo de corte similar al de Trump, su origen es un modelo socialista establecido por su fundador, David Ben-Gurion. Eso fue lo que atrajo al entonces secretario de Estado de Puerto Rico, Roberto Sánchez Vilella, a viajar a Israel en 1958 y reunirse con Ben-Gurion para discutir los programas exitosos israelíes y visitar la prestigiosa Hebrew University. Una de las claves del éxito del país ha sido la asignación de enormes recursos a la educación pública. En Puerto Rico, en lugar de reestructurar el inefectivo presupuesto de la Universidad de Puerto Rico, se le recorta, tronchando así las oportunidades para el futuro.
Aparte de los conflictos con los palestinos, cuya solución es que haya dos estados soberanos: Israel y Palestina, los israelíes tienen profundas divisiones internas en la política y la religión. Sin embargo, todos tienen algo que los une: un foco hacia una misión común y un proyecto de país. Fuente:judios.org
El Nuevo Día