Se trata de Tong Phuoc Phuc, un cristiano piadoso, que ha sido elogiado por la prensa de su país, como un "hombre admirable", por la destacada labor que realiza a favor de la vida.
En una oportunidad cuando estaba en el hospital, vio que las mujeres embarazadas ingresaban a la sala de parto, pero cuando salían, no tenían a ningún bebé en sus brazos. Entonces entendió lo que sucedía, las mujeres estaban abortando.
Sorprendido y apenado por lo que pasaba, solicitó llevarse los cuerpos para darle sepultura. Con sus escasos recursos que disponía, consiguió comprar un huerto para enterrar los restos de los bebés, y al día de hoy ya son 10.000 fetos abortados los que ahí descansan.
Cabe indicar, que en Vietnam el aborto es permitido y se realiza en casi todos los hospitales. Ante la agobiante pobreza, las mujeres a menudo optan por abortar.
Muchas madres arrepentidas de haber abortado, comenzaron a llegar al cementerio para elevar una oración, mientras que otras llegaban buscando a Phuc para pedir ayuda.
También 35 mujeres comenzaron a vivir en una casa que construyó especialmente para ellas, para lograr mejores condiciones de vida.
Phuc, es parte de la minoría cristiana en Vietnam, donde más del 85% de la población se identifica con el budismo. Como muchos creen en la reencarnación, muchas madres no se sienten culpables.
Él sigue gastando la mayor parte de sus ingresos en apoyo a los niños y también recibe algunas donaciones. Ha sido elogiado por el presidente de Vietnam, pero no recibe fondos del gobierno.
Mucha gente podría pensar que este trabajo es duro, pero Phuc no piensa lo mismo. "Voy a seguir con este trabajo hasta mi último aliento de vida. Voy a animar a mis hijos para que se hagan cargo algún día, para que ayuden a otras personas desamparadas", dijo. AcontecerCristiano.Net
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