Esta historia comienza en el hermoso pueblo de Teotitlán del Valle en Oaxaca. Francisca Gutierrez y su único hijo Jesús vivían solos desde hace 3 años, el padre del pequeño falleció debido a la fuerte epidemia de Chincungunya que atacó la región.
Fue un golpe muy fuerte para la familia pero Francisca jamás se dio por vencida y día a día luchaba por la felicidad de su hijo.
Jesús era un niño como cualquiera, a sus 7 años le encantaba jugar a la pelota, videojuegos y correr por el parque. Le gustaba la escuela, todos los días al salir le contaba a su madre lo emocionante de su día.Sin embargo, en los últimos meses las cosas habían cambiado, estaba decaído, no tenía ganas de nada, se quedaba dormido todas las tardes y algunas veces no se levantaba para sus clases.
Su madre alarmada lo llevó al centro de salud, pensaba que tal vez tendría anemia, pero el resultado fue más devastador de lo que imagino. Pues le dijeron que necesitaba ir urgentemente a la capital y llevarlo al Seguro Social con un especialista.
Jesús se encontraba en consulta, fue revisado por varios médicos y todos llegaron a la conclusión de que tenía un enorme tumor cerebral, el cual no tenía cura. ¿Cómo era posible? de tener una vida normal, con sueños y metas como cualquiera todo se terminó.
¿Cómo puede una madre explicarle a su único bebé que le quedan pocos meses de vida? Que no va poder ir a las fiestas de grande, no podrá manejar el coche de sus sueños y no tendrá tiempo para convertirse en médico.
Francisca había perdido las esperanzas, el dolor más grande en la vida es perder a un hijo, pero decírselo le partió el corazón. ¨¿Por qué a mi mamá? yo te quiero mucho y quiero estar contigo¨ dijo Jesús al entender su situación.
Fue cuestión de meses para que el tumor invadiera su cuerpo, se encontraba inmóvil, escuchaba esos cuentos que mamá le contaba día a día, también sentía sus besos y muchas veces se hizo el dormido cuando ella lloraba en la habitación. Pero la tragedia apenas empezaba pues en ese tiempo le detectaron a Francisca una enfermedad en los riñones, insuficiencia renal avanzada, sólo un trasplante podía salvarla.
Los médicos le explicaron que la única persona que tenía la posibilidad de salvarla era su pequeño hijo, pero ella se negó de inmediato. Sin embargo Jesús con un último esfuerzo le dijo susurrando: ¨Mamá si quieres que siga viviendo, entonces déjame vivir en ti. Jesús ya vino por mi¨ . Ya no había marcha atrás Jesús estaba a unos meses de morir y si Francisca no aceptaba la petición ella moriría antes. Una semana después la decisión estaba tomada, fue aquel jueves por la mañana, cuando su madre entró a la habitación y se despidió diciéndole lo mucho que lo amaba, que le agradecía de todo corazón lo que estaba haciendo por ella y que tenía toda la razón, él seguiría viviendo en ella.
¨No tengas miedo mi amor, mami siempre estará contigo y tarde o temprano nos vamos a encontrar, irás a un lugar mejor mi bebé¨, minutos después fue desconectado y procedieron al trasplante. Tal y como los médicos lo dedujeron el cuerpo de la madre recibió sin ningún problema los órganos de su hijo. Jesús no sólo salvó la vida de su madre, sus órganos le dieron la esperanza a dos personas más. Sin duda alguna este pequeño es un gran ejemplo de valentía y solidaridad aún en el peor momento demostró ser más maduro que cualquier adulto.
Se ganó el respeto de los especialistas y ahora del mundo entero. Sin lugar a duda, una prueba de que Dios sí existe, pues ahora Jesús no solo vive en el corazón de su madre, sino que también le ha dado vida… fuente:networkviral.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario