Saben mi abuelo era un hombre de Dios llamado Elías. cada Domingo se levantaba de mañana, se afeitaba se preparaba para ir a la iglesia, de Dios de la profecía, para adorar y glorificar a Dios. Para luego los lunes marchar al campo a sus labores cotidianas, como el Engaje de un hombre del campo. Yo siempre junto a el. Cuantos recuerdos puede tener una persona de ese abuelo, trabajador de Dios. Amador de la verdad, que gran ejemplo fue para mi el abuelo Elías , a pesar de que en esos momento, llegada mi adolescencias, tal ves no supe apreciar. Pero, cuanto agradezco esos consejos sabios, de: el abuelo, Elías. Pues les cuento más. Así era la rutina cotidiana del abuelo, de lunes a domingo. Recuerdo que desde el miércoles, el abuelo comenzaba a preparar los productos, para marchar el viernes, para el pueblo de la ciudad y luego el sábado venderlos, para comprar algunos alimentos, para el hogar. Luego el Domingo, la misma rutina y luego al campo. Yo, siempre a su lado, de aquí para allá y de allá para acá. Nunca voy a olvidar ese viejo radio, en donde el escuchaba esos mensajes de salvación… Que a el tanto le en cantaba. ¿Quien podía ponerle las manos a ese viejo radio? si no fuera para escuchar, la radio cristiana, je jeje… pero llego un momento en que el abuelo, Elías fue afectado por una terrible enfermedad , maldita de esas que el enemigo, le pone de tropiezo a la humanidad, para distraernos del camino del señor. Pero el abuelo tenia sus raíces espirituales , muy pero muy profundas. El abuelo, murió, afectado por un cáncer, de próstata. Pero murió en el señor. Con la gracia de mi amado salvador y señor, Jesús, después de una larga enfermedad. Que Dios siempre te bendiga abuelo Elías. Atte.: Isidro Hilton
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domingo, 19 de septiembre de 2010
sábado, 18 de septiembre de 2010
Por Su Gracia estoy aqui. Por Su Grande amor
Tan solo por la gracia de Dios vivo yo, vives tú, para su gloria. Dios en su misericordia nos ha dado la oportunidad de vivir, en este mundo, para, rendirle honra y gloria a el, y solo a el. Pero el hombre quiere seguir en sus propios caminos, de perdición. Hasiendo lo que mas se les antoje, o venga en ganas. Pero que Dios tenga misericordia. El Dios del universo les dice: acércate a mí, para tu salvación. De lo contrario, sabes las consecuencias del pecado. Aunque el no quiere eso para el pecador. Dios es paciente con el pecador, para que se acerque a la gracia de de su amor. Por su gran misericordia, el es paciente con la humanidad. A veces me pregunto: ¿como puede un hombre con todos sus sentido, y raciocinio, desperdiciar tan grande amor? ¿tan grande salvación? Vida eterna, Para ti, para mí, y todo aquel que le busque en espíritu y en verdad. pero, tal parece que el camino ancho es mas cómodo para ellos, porque tal vez no entienden ha que se están exponiendo. Al mismo infierno. A una eternidad, sin ni un Chin de misericordia .alejado de su creador, por toda ,una eternidad. Es que Dios no puede llevar aberración a su reino. Dios no esta de acuerdo con el pecado. El aborrece el pecado mas, ama, al pecador. Pero todo lo que es el pecado, lo aborrece, El. Por eso amigo, hermano te invito acercarte. Más a su gracia. Que esperas hazlo. ¡Adelante! Te amo. atte.: isidro Hilton.
jueves, 16 de septiembre de 2010
Gracias Mi amado señor, Por tu amor
Sabes aveces siento que mi alma desfallece porque este cuerpo humano es débil, mas se que mi redentor esta vivo y siempre esta a mi lado. También se, que debo pelear esta batalla, hasta el fin. Aun estoy esperando el regreso de mi amado Jesús. Pero no estoy desesperado. Que importa el tiempo que pace, solo se que mantengo mi anhelada esperanza de ver a mi amado señor algún día. Siempre recuerdo una hermosa melodía que dice de esta manera: algún día te veré, y ante ti, me postrare, en señal de adoración. OH mi amado señor, cuanto te amo, porque se que eres mi amigo mas especial. Mis momentos de angustias los paso contigo en mis días difíciles estas ahí, siempre. Como no he de adorarte mi amado redentor, pues has cambiado este corazón de piedra en un verdadero corazón de carne. Para alabar glorificar tu santo y bendito nombre. ¡Aleluya…¡ mi alma te bendice, te alaba, y te glorifica, por siempre. Mi amado sanador. Tú mantienes mi anhelada esperanza siempre en alto. Pues, no le temo a las vicisitudes de este mundo, son como un pasa rato, comparado con las cosa hermosas que tú padre amado me ofreces, OH mi gran señor, ¿porqué me amas tanto?¿si tanto te he fallado?, ¿porqué me cuidas tanto? ¿si te soy tan infiel? ¿Porqué enviar a Jesucristo, a morir, por este pecador que solo te a sido infiel? Sabes señor creo que no merezco tanto. Pero tú eres Dios, mi gran señor. Mi gran amor. Mi gran creador. Ahora padre bueno, me despido pero no de tu presencia. Hasta pronto. Atte.: isidro Hilton
martes, 14 de septiembre de 2010
¿Porque dudas ? Si Todo Habla de Su amor, por ti, por mi.
Alguien me preguntaba, una, ves si en verdad yo creía en la existencia de Dios. Y mi respuesta fue: claro que creo, claro, que existe. Esta en todo lo que nos rodea en un bello amanecer, en la ternura de una sonrisa de una persona mayor, en la fuerza de la tormenta, en la tranquilidad de un bello atardecer, y lo mas bello esta en cada uno de nosotros, en cada corazón de aquel ser humano que le busca en espíritu y verdad. Ahí esta el. Ese Dios de amor, que nunca nos abandona. El Dios maravilloso, que tanto nos ama que tanto nos busca, día a día. A pesar de nosotros, ser tan mal agradecidos, el nos ama tanto. Nos mima nos quieres nos cuida como la niña de sus ojos. Maravillosas promesas son las de ese Dios de amor, que cada día te busca para una reconciliación con el. Cristo fue enviado al mundo por ese Dios de amor para salvar esta humanidad de tan terrible perdición, y fue por eses grande amor por ti por mi que cada día el nos brinda. Que hombre , mujer, sabia es capas de rechazar, un amor tan hermoso, como el amor de mi gran señor, que me ama , me quiere, como la niña de sus ojos. Te quiero mi Dios. De amo, te amo, mi creador. Te admiro mi redentor. te alabo te glorifico y te rindo toda la gloria, la honra, por siempre. porque de una cosa si estoy seguro, que existes y estas sentado en tu trono, por siempre por los siglos de los siglos. Que ese Dios de amor te cubra siempre te amo Atte.: isidro Hilton.
domingo, 12 de septiembre de 2010
Tiempos de Volver
Siempre pensamos que la felicidad la podemos alcanzar fuera y lejos de nuestra propia casa. Aunque no somos, unos, impuros y, otros, puros ni, aquellos, plantas venenosas y los de más allá plantas perfumadas, Dios a todos nos trata por igual. Dios respeta nuestra libertad. Sufre al sentir y contemplar a este mundo nuestro tan de espaldas a El. Nos cuesta esfuerzo imaginar a un Dios con lágrimas en sus ojos al comprobar cómo nos alejamos. Sufre Dios por el despiste del hombre, pero deja que actuemos en libertad e incluso a pesar de que muchos lancen pedradas contra la casa del Padre. Hoy el hombre, que escapa lejos de Dios, que vive embelesado en sus propio pensamientos y sistema, siente de momento pocas ganas de volver, hacia atrás.
¿Qué ocurrirá cuando el corazón del hombre se vacíe de falsas alegrías? ¿Qué ocurrirá cuando el hombre sienta que está arruinado porque gastó lo que aparentemente ganó? ¿Se acostumbrará el ser humano a cambiar el traje de señor por el de esclavo?
En este tiempo de vuelta a la normalidad, a la responsabilidad, una vez más nos encontramos con el rostro de un Dios misericordioso y bueno. Bueno, y además, con todo los deseos de darte ese, abrazo, y decirte: bienvenido a casa, hijo. Te quiero. Que Dios te cubra siempre. Hasta pronto
REFLEXION PARA TU ALMA
Por acoger a los pecadores y comer con ellos, era un reproche que los fariseos y publicanos dirigían al Señor al observar que estos solían acercarse a Jesús a escucharle. Al Señor debieron gustarle esas palabras de murmuración, porque reflejaban el meollo de su misión: traer el amor de Dios en forma de perdón a los pecadores.
Su tesis viene expuesta en tres parábolas, las tres destacan el reencuentro gozoso de lo perdido y las tres subrayan, con trazos bien marcados, la alegría y la fiesta del encuentro, que encuentra eco en la alegría y la fiesta con que el cielo celebra la vuelta del pecador. ¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido», grita gozoso el pastor que ha encontrado la oveja perdida. Y lo hace con todas sus ganas, para que se enteren sus amigos y vecinos. Un grito que ha traspasado las mismísimas barreras del cielo. ¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido. Exclama feliz la mujer, que ha hallado la moneda que echaba en falta. Y también lo ha debido expresar con tal fuerza que ha encontrado resonancia en el cielo. La parábola del Hijo pródigo, es un lujo de narración catequética y en tan sólo cuatro rasgos queda plasmada la actitud del hijo pecador:
El egoísmo con que exige su parte de herencia, para correr aventuras nuevas y disfrutar de la buena vida, a su manera, sin importarle el corazón destrozado de su padre ni la familia . El derroche de la fortuna viviendo perdidamente. Su lastimosa situación posterior. Su recapacitar para tomar la decisión de volver a la casa del padre y pedirle humildemente perdón.
La figura del PADRE, tal vez, no resuena con excesiva fuerza en algunos momentos de nuestra vida: cuando nos sentimos dueños y señores de lo que acontece, cuando creemos que el destino sólo depende de los hilos humanos, cuando pensamos que es más fácil vivir sin referencia a Él y nos perdemos en la huída….
Pero tiene una vigencia especial cuando, en el roce con el mundo somos testigos de ingratitudes y de menosprecios, añoramos las caricias de la casa paternal, las palabra oportunas, el consejo certero o el abrazo de consuelo o cuando nos sentimos incomprendidos por aquellos de los cuales esperábamos tanto y nos dejaron enterrados, crucificados con el recuento y el recuerdo de nuestros defectos.
El mensaje evangélico es tan claro, que no necesita comentario. Solamente necesita celebración: la de la redención, que es gozo del encuentro con Dios y con su perdón, es alegría de fiesta del banquete con que el Señor celebra el encuentro con sus hijos.
Su alegría será completa si ve que nosotros, los hermanos, rubricamos el encuentro con el abrazo mutuo. La fiesta del encuentro, de la reconciliación, del perdón. Como debe ser siempre todo encuentro con el perdón de Dios: en fiesta familiar de abrazo. Te quiero
Hijo, ¿cuando volveras a casa? sabes que te espero.
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: «Ése acoge a los pecadores y come con ellos». Jesús les dijo esta parábola: «Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al regresa a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: ¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido". Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne sus amigas y las vecinas para decirles: ¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido”. Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta». También les dijo: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna". El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marcho, a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a Cuidar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer.
Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros". Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo". Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad enseguida el mejor traje y vestido; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto ha vivir; estaba perdido, y lo hemos encontrado". Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo.
Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud". Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: "Mira: tantos años como te sirvo, sin desobedecerte nunca una orden y , a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado". El padre le dijo: "Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado. Que Dios te cubra siempre. Te quiero.
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