El Papa Francisco dijo que la muerte del reformador protestante Juan Hus, quien murió quemado por los católicos el 6 de julio de 1415, fue un golpe para la propia Iglesia Católica.
En un evento oficial en el Vaticano, el Papa recibió a los representantes de la Iglesia Husita y de la Iglesia evangélica de los Hermanos Checos, para coordinar una ceremonia de reconciliación y perdón, por el 600 aniversario de la muerte de Hus.
El Papa dijo que la quema de Hus en la hoguera, por negarse a retractarse de su supuesta herejía, fue una lesión para la iglesia y se debe pedir perdón por ello, al igual que todos los actos en la historia en que los asesinatos habían sido cometidos en nombre de Dios. Se refirió específicamente a los 30 años de guerras que en particular devastaron las tierras checas y gran parte del resto de Europa en el siglo 17, según publica el sitio Radio CZ.
“A la luz de esa consideración, es necesario continuar el estudio sobre la persona y la obra de Jan Hus, que ha sido durante mucho tiempo un tema de controversia entre los cristianos, mientras que hoy se ha convertido en un motivo para el diálogo. Esta investigación, llevada a cabo sin condicionamientos ideológicos, brindará un importante servicio a la verdad histórica, a todos los cristianos y a la sociedad, incluso más allá de las fronteras de su nación'”, indica Francisco.
“A lo largo de este camino aprendemos, por la gracia de Dios, a reconocernos unos a otros como amigos y a considerar las motivaciones de los demás bajo la mejor luz posible. En este sentido espero que se desarrollen lazos de amistad a nivel de las comunidades locales y de las parroquias. Con estos sentimientos me uno espiritualmente a la liturgia penitencial que celebraran aquí en Roma. Dios, rico de misericordia, nos conceda la gracia de reconocernos todos pecadores y de sabernos perdonar unos a otros”, finalizó el papa.
El sacerdote Jan Hus (1370-1415) fue de alguna forma un antecesor de Lutero, al intentar impulsar una reforma en la Iglesia Católica. Inspirado en John Wycliffe, quiso llevar la Biblia al pueblo y rechazó la estructura papal, descubriendo que Cristo es la verdadera cabeza de la Iglesia.
Además, criticó la venta de indulgencias, los excesos económicos de la Iglesia Católica y las divisiones que entonces se daban en el seno del mismo papado, con sedes en Roma y Avignon.
En el concilio de Constanza se le sentenció a la excomunión. Como se negó a dejar el ministerio, fue apresado y condenado por herejía, tras lo que el emperador le acusó de traición, por lo que murió quemado en la hoguera. Fuente: AcontecerCristiano.Net
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