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viernes, 26 de octubre de 2012

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”. Filipenses 4.6


A la hora de pedir algo debemos hacerlo desde la gratitud y no desde la queja o el descontento, este principio aplica con Dios y también para con los hombres.
Si bien hay que aplicarlo en toda situación, todavía surte un efecto mayor en una situación desfavorable o de desventaja.
La gente espera lo contrario, que te quejes y pidas de forma ingrata las cosas, por eso, con gratitud, la descolocarás y tenderás un puente de oro para tu solicitud.
Hace que la persona se sienta protagonista de lo que le estás pidiendo y merecedor de tu gratitud y reconocimiento.
Apela a su buena voluntad y compromételo  jerarquizándolo en la obtención de eso que estás solicitando.
Mostrarle tu gratitud incondicional más allá del resultado, aun siendo este negativo, esto hará que vuelva a intentarlo.
Recuerda que para confrontar siempre hay tiempo y además, por lo general, es un camino sin retorno, piénsalo bien antes de emprenderlo.
A la hora de pedir un aumento de sueldo en el trabajo, haslo desde la gratitud, mostrándote agradecido por el trabajo que tenéis  y expresando tu deseo de crecer en el mismo.
Yo bendigo tu vida para que la gratitud sea parte de tu forma de expresarte y comportarte para con Dios y para con los demás, y que así puedas obtener una buena respuesta a tus peticiones.

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