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domingo, 12 de septiembre de 2010
Tiempos de Volver
Siempre pensamos que la felicidad la podemos alcanzar fuera y lejos de nuestra propia casa. Aunque no somos, unos, impuros y, otros, puros ni, aquellos, plantas venenosas y los de más allá plantas perfumadas, Dios a todos nos trata por igual. Dios respeta nuestra libertad. Sufre al sentir y contemplar a este mundo nuestro tan de espaldas a El. Nos cuesta esfuerzo imaginar a un Dios con lágrimas en sus ojos al comprobar cómo nos alejamos. Sufre Dios por el despiste del hombre, pero deja que actuemos en libertad e incluso a pesar de que muchos lancen pedradas contra la casa del Padre. Hoy el hombre, que escapa lejos de Dios, que vive embelesado en sus propio pensamientos y sistema, siente de momento pocas ganas de volver, hacia atrás.
¿Qué ocurrirá cuando el corazón del hombre se vacíe de falsas alegrías? ¿Qué ocurrirá cuando el hombre sienta que está arruinado porque gastó lo que aparentemente ganó? ¿Se acostumbrará el ser humano a cambiar el traje de señor por el de esclavo?
En este tiempo de vuelta a la normalidad, a la responsabilidad, una vez más nos encontramos con el rostro de un Dios misericordioso y bueno. Bueno, y además, con todo los deseos de darte ese, abrazo, y decirte: bienvenido a casa, hijo. Te quiero. Que Dios te cubra siempre. Hasta pronto
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