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lunes, 5 de abril de 2010

PROTEGIDOS POR SU SANGRE


                                                                                                                                                                       La sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto. Éxodo 12:12.


Y veré la sangre y pasaré de vosotros, promesa de Dios para el pueblo de Israel. En el antiguo testamento.
En el nuevo testamento la preciosa sangre de nuestro Padre Dios Jesucristo nos cubre y protege.

Ver la preciosa sangre de Cristo es un consuelo, pero lo que importa y nos da seguridad es que Dios la ve.

Aún cuando no podamos verla estamos seguros de que el Señor la contempla y a causa de ella nos perdona.

Dios conoce la plenitud infinita y el hondo significado que se encierran en la muerte de su amado Hijo.

Delante de sus ojos tiene siempre el recuerdo de su justicia satisfecha y de sus incomparables atributos por Él glorificados.

Al contemplar la creación en su espléndido desarrollo reconoció “que era buena en gran manera”; mas ¿qué dice de la Redención completa? ¿Qué de la obediencia hasta la muerte de su amado Hijo?

Nadie podrá jamás expresar cuál sea su satisfacción al contemplar la muerte de Jesús y cuál sea su contentamiento ante el olor suave que en su presencia despidió el sacrificio del Cordero sin mancha.

Por eso vivimos en calma y seguridad, porque tenemos el sacrificio de Dios y su palabra que nos proporcionan esa perfecta seguridad.

Él pasará delante de nosotros como el ángel sobre las casas de los hebreos, puesto que nos perdonó a nuestro glorioso sustituto.

La justicia, la misericordia y la gracia juntan sus manos para conceder salvación eterna a todos los que han sido rociados con su sangre.

Hoy nos moveremos en la seguridad de la protección que nos da el valor y poder de la Sangre de Cristo.

Señor tenemos el acceso libremente ante tu trono por el perdón de nuestros pecados logrado a través de la Sangre de Cristo. Prometemos ser fieles y mantener nuestra fe, guardando tus mandamientos, manteniéndonos en santidad hasta que tú decidas llevarnos a tu presencia. Amén.   Dios t   bendiga, siempre.  ASTA  LA  PROXIMA

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