“El mundo está lleno de la grandeza de Dios”, Piensa por un momento en todas las imágenes de la naturaleza que han sido evocadas como metáforas para Dios o algún aspecto de lo Divino: fuego, viento, agua, tierra, sol, luz.
La presencia de Dios también ha sido simbolizada por el trueno y el rayo, una montaña majestuosa, una roca indestructible, una semilla, un árbol poderoso, una flor en capullo.
Algo de Dios ha sido revelado en los ojos centelleantes de un tigre, en un águila que se remonta en vuelo, en el susurro de una paloma y en una bella mariposa. “La naturaleza es el símbolo del espíritu de Dios
Los seres humanos siempre han sido atraídos por la belleza y la majestad de la naturaleza, pero ésta nos invita a mirar más profundamente.
Es como si Dios estuviera escondido detrás de cada árbol, bajo cada roca, sobre cada colina, a través de cada pradera, en el fondo de cada lago, a través de cada nube, en las alas de cada pájaro, en los ojos de cada animal. Es como si Dios juega a las escondidas con nosotros y espera que descubramos al Uno en todo. El vínculo entre Dios y la naturaleza: Cuando Dios hizo a los seres humanos a su imagen y les dio dominio sobre el mundo natural, los separó del resto de la creación como únicos, (Génesis. 1:26, 27).
En aquel momento, se estableció una estrecha conexión entre la humanidad y la naturaleza. La creación fue colocada bajo el domino de los humanos; el destino de la creación iba a estar determinado por las elecciones y las decisiones de la humanidad.
Los humanos, como representantes de Dios, habían de reinar sobre la naturaleza tal como él lo había proyectado. El vínculo entre la naturaleza y la humanidad era tan estrecho, que trastocar el orden moral de los seres humanos trastocaría la forma en que el mundo funcionaba.
Una vez que el pecado y el mal entraron en el mundo, todo cambió (Romano. 5:12). A causa de la rebelión de Adán y Eva, el resto de la creación natural “fue sujetada a vanidad” (Romano 8:20). Los humanos y la naturaleza ahora ambos gimen bajo la carga del pecado y del mal.
Pero la conexión entre los humanos y la naturaleza también tiene consecuencias positivas. La redención de la humanidad incluye la redención del mundo natural. La naturaleza “será libertada de la esclavitud de corrupción” (Romano 8:21).
Dios como Creador, Sustentador y Preservador del mundo natural: Lo primero que nos dice la Biblia acerca de Dios es que él creó “los cielos y la tierra” (Génesis 1:1). Aparte de Dios, todo lo demás en el universo ha sido calificado como “creado”.
Esto establece una amplia distancia y distinción entre Dios y su creación, que es salvada solo por medio de su amor y la mediación de su Hijo.
La creación es finita por naturaleza; solo Dios es infinito. Por lo tanto, Dios es el que sustenta el mundo natural. Librado a su propia suerte, el mundo caería en el caos y dejaría de existir. La naturaleza no posee vida en sí misma.
Dios, por medio de Cristo, es el que lo mantiene en funcionamiento y lo protege. Dios no solo sustenta la naturaleza; también la preserva. asta la proxima te amo. Dios te bendiga
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