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lunes, 31 de diciembre de 2012
En el silesio de mi soledad gracias
Al terminar el año, en el silencio de la soledad quiero agradecerte desde lo más profundo de mi corazón…
Gracias, Señor:
Por todo cuanto me diste. Por todo lo que en este año me has concedido porque te lo he pedido, por todo lo que me has dado sin habértelo rogado, por todo lo que me has otorgado sin haberlo merecido.
...
Gracias por los días de sol y los nublados tristes. Por las tardes tranquilas y las noches oscuras.
Gracias por la salud y por la enfermedad, por las penas, las alegrías y los sufrimientos. Aunque me cuesta trabajo, Señor, te agradezco esto último.
¡Tú sabes por qué permites estas cosas!
¡Tu sabes que es por un bien mayor!
Gracias por el rayo de esperanza que me iluminó, por ese consejo que me guió, por aquellas palabras que me alentaron… Por esa sonrisa que me alegró, por aquellos brazos que me recibieron.
Gracias por todo lo que me prestaste y luego me pediste. Gracias Señor, por la sonrisa amable y por la mano amiga, por el amor y por todo lo hermoso y por todo lo dulce, por las flores y las estrellas, por la existencia de los niños y de las almas buenas.
Gracias por la soledad, por el trabajo, por las inquietudes, por las dificultades y las lágrimas. Por todo lo que me acercó a Ti.
Gracias por haberme conservado la vida, y por haberme dado techo, abrigo y sustento.
Pero sobre todo, te doy gracias, Señor, por la fe que tengo en ti en este tiempo, un tanto confuso, donde muchas veces no he sabido cómo actuar, qué hacer, a dónde ir.
Tú, sin embargo, siempre me has asistido, aunque no haya hecho caso a tus divinas inspiraciones.
Te doy gracias, porque en las tinieblas me has iluminado, porque en las caídas me has levantado, porque tu Amor misericordioso perdona todos mis pecados.
Gracias Señor!!!
¿Cuántas otras cosas nos Estamos Perdiendo?
Un hombre se sentó en una estación de metro en Washington DC y comenzó a tocar el violín, era una fría mañana de enero. Jugó seis piezas de Bach durante unos 45 minutos. Durante ese tiempo, ya que era hora punta, se calcula que 1.100 personas pasaron por la estación, la mayoría de ellos en su camino al trabajo.
Tres minutos pasaron, y un hombre de mediana edad cuenta de que había músico que toca. Se aminoró el paso y se detuvo por unos segundos, y luego se apresuró a cumplir con su horario.
Un minuto más tarde, el violinista recibió su primera dólar de propina: una mujer arrojó el dinero en la caja y sin parar, y siguió caminando.
Unos minutos más tarde, alguien se apoyó contra la pared a escuchar a él, pero el hombre miró su reloj y comenzó a caminar de nuevo. Es evidente que se le hizo tarde para el trabajo.
El que paga la mayor atención fue un niño de 3 años. Su madre ha marcado a lo largo, se apresuró, pero el chico se detuvo a mirar al violinista. Por último, la madre empuja duro, y el niño siguió caminando, volviendo la cabeza todo el tiempo. Esta acción fue repetida por varios otros niños. Todos los padres, sin excepción, los forzaron a seguir adelante.
En los 45 minutos que el músico tocó, sólo 6 personas se detuvieron y permanecieron por un tiempo. Alrededor del 20 le dieron dinero, pero siguió caminando a su ritmo normal. Se recaudó $ 32. Cuando terminó de tocar y el silencio se hizo cargo, nadie se dio cuenta. Nadie aplaudió, ni hubo ningún reconocimiento.
Nadie lo sabía, pero el violinista era Joshua Bell, uno de los músicos más talentosos del mundo. Él había jugado sólo una de las piezas más complejas jamás escritas, en un violín por valor de 3,5 millones de dólares.
Dos días antes de su forma de tocar en el metro, Joshua Bell agotó en un teatro en Boston, donde los asientos de un promedio de $ 100.
Esta es una historia real. Joshua Bell tocando incógnito en la estación de metro fue organizada por el diario The Washington Post como parte de un experimento social sobre la percepción, el gusto y las prioridades de la gente. Las líneas generales fueron los siguientes: en un entorno común a una hora inapropiada: ¿Percibimos la belleza? ¿Nos detenemos a apreciarla? ¿Reconocemos el talento en un contexto inesperado?
Una de las posibles conclusiones de esta experiencia podrían ser:
Si no tenemos un momento para detenerse y escuchar a uno de los mejores músicos del mundo tocando la mejor música jamás escrita, ¿cuántas otras cosas nos estamos perdiendo?
Por: Josh Nonnenmocher
Declaralo en su nombre el ara cosas grandes
Al despedir
este año… llegan
a mi grandes
recuerdos, dulces como
amargos. triste porque
un año se
marcha feliz porque delante
de mí hay
grandes esperanzas de
grandes cosas que
Dios ara se
que Dios ara
cosas grandes para mí. Para
ti. Decláralo en el
nombre del rey
de reyes. Cristo lo
ha declarado de
esta manera e
aquiii que hago
nuevas todas las
cosas, en tu
vida. Ya verás.
Feliz año… en aquel que
te ha llamado.
A vivir para Cristo.
Un año que se marcha y debe ser de reflexión para todos
A medida
el tiempo sigue
su agitado diario
vivir… años vienen
años van, y
mientras el mundo
baila, se casan
siguen las fiestas,
los feminicidios, los
rumores de guerras,
terremotos por doquier.
Padres contra hijos, hijos contra
padres, y
los hijos son
tus peores enemigo. Pero
los padre
son tus peores enemigos. ellos
son los que comen en tu
mesa, los que
de tu pan
comen. Navidad viene
navidad van esto
nos da grande señales
de los tiempos. Qué esperas
para despertar. Cristo
vive y vuelve.